Renacer
Re – Nacer.
Uno tiene una fecha de nacimiento, esa que sucede cuando tu madre
mediante el amor te trae el mundo, y tenemos un RE- NACER que sucede
generalmente luego de pasar un periodo de tiempo en lo que muchos llaman
oscuridad, es ese momento en el que emocionalmente te pierdes y sin entender cómo
ni porqué sales con más fuerza y decidida a hacerlo diferente.
Cuando me conocí por primera vez, fue un sábado 11 de Junio del 2011 luego
de salir del psicólogo, pasaba una etapa donde sentía que no era lo suficientemente
bella ni capaz de mantener a un hombre a mi lado, ese no era el problema en sí,
el gran problema era que no me amaba, no sabía quién era, no tenía idea de lo
que me faltaba, me sobraba, me hacía feliz, me entristecía, lo único que sabía
de mí, era que me llamaba Jhoanna y lo que era, solo era resultado de lo que
los demás querían de mí y que además quería ser feliz con ALGUIEN, no importa
con quien.
Y es que definitivamente el mensaje siempre ha sido “que para ser
feliz necesitas estar con alguien a tu lado” nunca se repite el mensaje que Jesús
le dijo al mundo y que en mi juicio es la única verdad sobre el amor propio y
el amor al otro “ama a tu prójimo como a ti mismo” y es que ¿Cómo puedes amar a
alguien, sino te amas a ti mismo? ¿Cómo mantener a alguien a tu lado, si no
sabes quién eres?
Yo empecé a amarme de verdad ese día, ese día comprendí que en
cualquier contingencia, en cualquier evento positivo o no, yo debía estar ahí y
debía vivirlo, teniendo siempre presente que las piedras en el camino siguen
apareciendo mientras no aprendas de esa caída.
En ese momento que me ame de verdad, deje de desear ser otra persona o
parecerme a otra persona, empecé a vivir sabiendo que tengo mi peculiaridad que
me adornan un sinfín de habilidades y de cosas positivas. Comencé a ser
AUTENTICA, a ser la misma en todas partes y con todas las personas. Prefiero
que me quieran por lo que soy, que por lo que los demás quieren que sea.
En el momento que re-nací murió toda atadura del “qué dirán” y solo me empecé a preocupar por lo que yo
necesitaba y quería, en ese momento surgió en mi la necesidad de pedir y decir
lo que pienso, quiero y deseo, nadie me completa, nadie me hará feliz, nadie
adivina, yo soy la única responsable de mí.
En mi encuentro conmigo misma, entendí que no puedo, no quiero, no
necesito y no me hace feliz sacrificar mis deseos por el otro, cada quien va
viviendo la vida según su historia y no me interesaba perderme para ganar a
otro.
Cuando me ame de verdad entendí que haga lo que haga, diga lo que
diga, sienta lo que sienta no podré lograr que el otro me acepte, es su decisión
y no la mía. No puedo fallarme a mí misma complaciendo a otro. Desde ese momento entendí que quien quiere
quedarse o marcharse no lo puede detener nada ni nadie.
Cuando supe y me mire al espejo entendí que estar a la defensiva solo
me alejaba de las personas positivas, que la energía que doy es la que recibo,
que los gestos y las palabras positivas siempre harán la diferencia.
En el momento que decidí vivir mi vida, acepte que la vida de mis
padres no era la mía, que no tenía que sufrirlos, que el perdón y el reconocimiento
permiten ver con bondad que cada quien decide donde está, haciendo lo que
desea.
Cuando nací en mí, supe que no tendría la razón siempre, pero que valía
la pena pelear y defender mi verdad, sea cual sea, en ese momento me libere de
un peso que solo yo decidía llevar, y que nadie me había hecho sentir mal sin
mi permiso, porque el problema no es que alguien se crea mejor que tú, el
problema es cuando uno se siente menos que el alguien.
Ese día entendí que gorda o flaca, sin senos o con mucho senos, sin
trasero o con trasero, fea o bonita, no podía llenar las expectativas de nadie.
Que en lo que podía trabajar era en verme como la mujer que estaba descubriendo
y sacar lo mejor de mi.
Cuando me ame de verdad, deje de vivir en el pasado y empecé a re-
escribir mi historia en “aquí y ahora” equivocándome, llorando, riendo,
cantando, todo forma parte de la vida, nunca podremos escapar de eso. Y me seguí
enamorando, pero desde ese momento fue amor sano, porque antes de amar a
alguien más ya me amaba a mi misma.
Y esa fue la primera vez que me ame y re- nací, he muerto unas cuantas
veces más y siempre decido seguir re- naciendo. En cada caída hay un
aprendizaje y un mensaje que aprender.
Desde ese entonces sé que el peor enemigo que puedo tener soy yo
misma, y que vivir un día a la vez te hace vivir con PLENITUD cada experiencia
de la vida. Y es que tú naces siendo alguien, siendo el deseo de alguien (tus
padres) que te guían a ser, a pensar y a decir… pero RE- NACER depende de ti,
de quedarte en la oscuridad o construir tu propia luz.
Jhoanna Castillo
Mujer.
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